LA LUZ CRISTIANA

ARTICULOS DE LA SAGRADA BIBLIA Y LA VIDA CRISTIANA

mercoledì 26 maggio 2010

Solemnidad de Pentecostés

Solemnidad de Pentecostés



Autor: P. Antonio Izquierdo | Fuente: Catholic.net
C - Solemnidad de Pentecostés
Primera: Hech 2, 1-11; Salmo 103 Segunda: Rom 8, 8-17; Evangelio: Jn 14, 15-16.23-26


C - Solemnidad de Pentecostés
Sagrada Escritura:

Primera: Hech 2, 1-11
Salmo 103
Segunda: Rom 8, 8-17
Evangelio: Jn 14, 15-16.23-26





Nexo entre las lecturas

En esta solemnidad de Pentecostés vamos a detener nuestra atención en las tareas del Espíritu en el interior de las conciencias y en el conjunto de la comunidad creyente. El Espíritu ejercita, primeramente, la tarea de consolador y abogado protector del cristiano, combinando esta tarea con la de maestro interior (evangelio). En la primera lectura el Espíritu, bajo la imagen del viento y del fuego, cumple su tarea de potencia transformante del hombre y promotora del Evangelio en todas las naciones. Finalmente, él es fuerza vivificadora, a la vez que testigo y artífice de nuestra filiación divina (segunda lectura).


Mensaje doctrinal

1. El Espíritu nos consuela y protege. Jesucristo ha sido, durante los años de vida pública, el consolador de los discípulos. Ahora está por retornar al Padre. )Quedarán los discípulos abandonados al desconsuelo, desprotegidos ante los ataques y la hostilidad del mundo? Jesús les asegura que les enviará otro Paráclito, es decir, otro consolador y protector. Es el Espíritu Santo. Consolar quiere decir acompañar, estar al lado de alguien, sobre todo en los momentos de tribulación, soledad y sufrimiento. El Espíritu Santo hace con nosotros y en nosotros el camino de la vida, de nuestra vida humana con toda su realidad prosaica y con toda su exaltación sublime. El cristiano, si es coherente, vive en un perenne Pentecostés, y por ello en la experiencia inefable del consuelo espiritual y de la seguridad protectora y eficaz del Espíritu.

2. El Espíritu, maestro de cristología. Algo muy claro en los textos del Nuevo Testamento es que el Espíritu sólo sabe hablar de Cristo, la cristología es la única materia que sabe enseñar a los hombres. Es no sólo un repetidor de lo que Cristo ha enseñado a los suyos, sino también un actualizador de las enseñanzas de Cristo a las nuevas circunstancias y situaciones de los creyentes. En el Nuevo Testamento aparece bajo muy variadas figuras, pero bajo ellas siempre coincide en ser el expositor de Cristo. Y no sólo de su doctrina, sino de su vida y de sus actitudes. Por eso, él es el que hace resonar en nosotros la voz de Cristo que dice: Abba, Padre.

3. El Espíritu, potencia transformante. Con el viento huracanado que agita el Cenáculo se simboliza el origen de la potencia del Espíritu, que es Dios mismo, y se nos remite a la primera creación cuando Dios infundió su aliento sobre el primer hombre de barro. Con el fuego se hace referencia a la experiencia de Moisés en el Sinaí y a la transformación que ese fuego sin consumirse operó en él. El Espíritu transforma el interior del hombre y su obrar diario porque goza de la potencia divina. De este modo, opera una nueva creación, una nueva generación: la de los Hijos de Dios en Cristo Jesús.

4. El Espíritu, potencia promotora del Evangelio. Según Filón de Alejandría: En el Sinaí el fuego se transformó en lengua...y en la interpretación rabínica de la Alianza sinaítica, la voz de Dios en el Sinaí se había dividido en 70 voces, en 70 lenguas, cuantos eran los pueblos conocidos, para que todas las naciones del mundo pudieran escuchar y comprender la ley. En Pentecostés, el Espíritu realiza este milagro: el Evangelio de Jesucristo llega a todos los pueblos, encarnándose en sus lenguas y culturas. Gracias al Espíritu, la voz del Evangelio resuena en la bóveda de toda la tierra, sin excepción alguna.

5. El Espíritu, testigo y artífice vivificador de nuestra filiación divina. En ser hijos de Dios reside la esencia del cristianismo, por eso el Espíritu atestigua en nuestra alma esta condición fundamental de la existencia cristiana. El testimonio del Espíritu es oculto, pero siempre vivificador, porque en ser hijos de Dios nos va la vida. A la vez que testigo es artífice de la filiación divina en nosotros, porque no puede sufrir que llamados a ser hijos vivamos como esclavos.


Sugerencias pastorales

1. Cristiano, o sea, guiado por el Espíritu. La definición del cristiano es muy rica, por eso ninguna puede abarcarlo completamente. Cristiano es quien cree en Jesucristo. Cristiano es quien reproduce en su vida el modelo que Cristo nos ofrece. Cristiano es todo hombre que está bautizado. Cristiano es todo aquel que ama a Dios y a su prójimo, etc. Hoy quiero subrayar: Cristiano es todo hombre guiado por el Espíritu. Siendo el Espíritu de Cristo, él siempre nos llevará a Cristo, nos hará vivir según Cristo, nos hará amar como Cristo ama, nos hará vivir a fondo nuestro bautismo, que está eminentemente centrado en la persona y en la vida de Cristo. Si te dejas guiar por el Espíritu, él te hará entender y vivir el Evangelio de Jesucristo: el evangelio de la verdad y de la justicia, el evangelio del sufrimiento y de la cruz, el evangelio de Dios y del hombre, el evangelio de la vida y de la muerte, el evangelio de la Iglesia y del mundo, el evangelio de hoy y de siempre. Si te dejas guiar por el Espíritu, él te impulsará a ser coherente entre tu ser y tu obrar, entre tu pensar y tu vivir, entre tu vocación cristiana y tu presencia en el mundo del trabajo, de los negocios, de la política, de la docencia, de las finanzas. Si te dejas guiar por el Espíritu, él te llevará a mirar más allá de ti mismo, a ver tantas necesidades de los hombres que te están esperando, a vivir con los pies bien afincados en la tierra pero con el corazón puesto en el cielo.

2. El Espíritu en la Iglesia y con la Iglesia. El primer Pentecostés se realizó en la comunidad de los discípulos de Cristo, en la Iglesia apostólica. Este hecho fundacional constituye una característica de la acción del Espíritu. Él obra en la Iglesia, es decir, dentro de ella, para santificarla, renovarla, acrecentarla, purificarla, vivificarla. A veces daría la impresión que ciertos cristianos se sorprenden y maravillan viendo la acción del Espíritu fuera de la Iglesia, y han perdido toda capacidad de admiración para descubrir la inmensa y magnífica acción del Espíritu en la Iglesia. Hay que saber hacer las dos cosas. Además el Espíritu Santo obra con la Iglesia. Es decir, toda acción de la Iglesia fuera de su ámbito propio, está acompañada por la presencia y acción del Espíritu. Cuando la Iglesia se hace misionera, el Espíritu es misionero con ella. Cuando la Iglesia entabla un diálogo interreligioso, el Espíritu está con la Iglesia en ese diálogo para hacerlo fructificar. Cuando la Iglesia se hace solidaria de los más necesitados, el Espíritu comparte con ella esa misma solidaridad. Cuando la Iglesia da orientaciones desde la fe en el campo político y social, el Espíritu ilumina y apoya esas orientaciones. Todo por la sencilla razón de que el Espíritu es el alma de la Iglesia.




http://es.catholic.net/sacerdotes/80/184/articulo.php?id=3528

lunedì 17 maggio 2010

Solemnidad de la Ascensión del Señor

domingo 16 Mayo 2010
Ascensión del Señor - Solemnidad


Solemnidad de la Ascensión del Señor

Esta solemnidad ha sido trasladado al domingo 7º de Pascua desde su día originario, el jueves de la 6º semana de Pascua, cuando se cumplen los cuarenta días después de la resurrección, conforme al relato de san Lucas en su Evangelio y en los Hechos de los Apóstoles; pero sigue conservando el simbolismo de la cuarentena: como el Pueblo de Dios anduvo cuarenta días en su Éxodo del desierto hasta llegar a la tierra prometida, así Jesús cumple su Éxodo pascual en cuarenta días de apariciones y enseñanzas hasta ir al Padre.

La Ascensión es un momento más del único misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo, y expresa sobre todo la dimensión de exaltación y glorificación de la naturaleza humana de Jesús como contrapunto a la humillación padecida en la pasión, muerte y sepultura. Al contemplar la ascensión de su Señor a la gloria del Padre, los discípulos quedaron asombrados, porque no entendían las Escrituras antes del don del Espíritu, y miraban hacia lo alto.

Intervienen dos hombres vestidos de blanco, es una teofanía, la misma de los dos hombres que Lucas describe en el sepulcro (24,4). En ellos la Iglesia Madre judeo-cristiana veía acertadamente la forma simbólica de la divina presencia del Padre, que son Cristo y el Espíritu. Las palabras de los dos hombres son fundamentales: Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse (Hechos 1,11).

En un exceso de amor semejante al que le llevó al sacrificio, el Señor volverá para tomar a los suyos y para estar con ellos para siempre; y se mostrará como imagen perfecta de Dios, como icono transformante por obra del Espíritu, para volvernos semejantes a él, para contemplarlo tal como él es (1 Juan 3,1-12). Contemplando en la liturgia el icono del Señor - sobre todo en la Eucaristía - intuimos el rostro de Dios tal como es y como lo veremos eternamente.

Y lo invocamos para que venga ahora y siempre. En el relato de este misterio según el Evangelio de san Mateo (28,19-20), el Señor envía a los discípulos a proclamar y a realizar la salvación, según el triple ministerio de la Iglesia: pastoral, litúrgico y magisterial: Id y haced discípulos de todos los pueblos (por el anuncio profético y el gobierno pastoral, formando y desarrollando la vida de la Iglesia), bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (aplicándoles la salvación, introduciendo sacramentalmente en la Iglesia); y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado (mediante el magisterio apostólico y la vida en la caridad, el gran mandato).

Se está cumpliendo el plan de Dios, y la salvación, anunciada primero a Israel, es proclamada a todos los pueblos. En esta obra de conversión universal, por larga y laboriosa que pueda ser, el Resucitado estará vivo y operante en medio de los suyos: Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. La lectura apostólica que propone la Iglesia interpreta perfectamente el acontecimiento de la Ascensión del Señor, adentrándonos en el misterio del ingreso del resucitado en el santuario celeste. Ahora podemos decir con el canto del Santo que los cielos y la tierra están llenos de la gloria de Dios (En Isaías 6,3 sólo se nombraba a la tierra).

Ahora, con la ascensión de la humanidad del Hijo de Dios, conmemorada en el misterio litúrgico, sobre la que reposa la gloria del Padre, adorada por los ángeles, también nosotros somos unidos por la gracia a esta alabanza eterna, en el cielo y en la tierra. Estamos en el penúltimo momento del misterio pascual, antes de la donación del Espíritu Santo al cumplirse los días de la cincuentena, el Pentecostés. Las oraciones de esta solemnidad piden que permanezcamos fieles a la doble condición de la vida cristiana, orientada simultáneamente a las realidades temporales y a las eternas.

Esta es la vida en la Iglesia , comprometida en la acción y constante en la contemplación. Porque Cristo, levantado en alto sobre la tierra, atrajo hacia sí a todos los hombres; resucitando de entre los muertos envió a su Espíritu vivificador sobre sus discípulos y por él constituyó a su Cuerpo que es la Iglesia, como sacramento universal de salvación; estando sentado a la derecha del Padre, sin cesar actúa en el mundo para conducir a los hombres a su Iglesia y por Ella unirlos a sí más estrechamente y, alimentándolos con su propio Cuerpo y Sangre, hacerlos partícipes de su vida gloriosa.

Instruidos por la fe acerca del sentido de nuestra vida temporal, al mismo tiempo, con la esperanza de los bienes futuros, llevamos a cabo la obra que el Padre nos ha confiado en el mundo y labramos nuestra salvación (Vaticano II, Lumen gentium 48).



©Evangelizo.org 2001-2010

http://www.evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=saintfeast&localdate=20100516&id=118&fd=1

sabato 1 maggio 2010

San José Obrero

sábado 01 Mayo 2010
San José Obrero



El día 1 de Mayo del año 1955, el Papa Pío XII, instituyó la fiesta de San José Obrero. Una fiesta bien distinta que ha de celebrarse desde el punto de partida del amor a Dios y de ahí pasar a la vigilancia por la responsabilidad de todos y de cada uno al amplísimo y complejo mundo de la relación con el prójimo basada en el amor: desde el trabajador al empresario y del trabajo al capital, pasando por poner de relieve y bien manifiesta la dignidad del trabajo -don de Dios- y del trabajador -imagen de Dios-, los derechos a una vivienda digna, a formar familia, al salario justo para alimentarla y a la asistencia social para atenderla, al ocio y a practicar la religión que su conciencia le dicte; además, se recuerda la responsabilidad de los sindicatos para logro de mejoras sociales de los distintos grupos, habida cuenta de las exigencias del bien de toda la colectividad y se aviva también la responsabilidad política del gobernante.

Todo esto incluye ¡y mucho más! la doctrina social de la Iglesia porque se toca al hombre al que ella debe anunciar el Evangelio y llevarle la Salvación; así mantuvo siempre su voz la Iglesia y quien tenga voluntad y ojos limpios lo puede leer sin tapujos ni retoques en Rerum novarum, Mater et magistra, Populorum progressio, Laborem exercens, Solicitudo rei socialis, entre otros documentos. Dar doctrina, enseñar donde está la justicia y señalar los límites de la moral; recordar la prioridad del hombre sobre el trabajo, el derecho a un puesto en el tajo común, animar a la revisión de comportamientos abusivos y atentatorios contra la dignidad humana... es su cometido para bien de toda la humanidad; y son principios aplicables al campo y a la industria, al comercio y a la universidad, a la labor manual y a la alta investigación científica, es decir, a todo el variadísimo campo donde se desarrolle la actividad humana.

Nada más natural que fuera el titular de la nueva fiesta cristiana José, esposo de María y padre en funciones de Jesús, el trabajador que no lo tuvo nada fácil a pesar de la nobilísima misión recibida de Dios para la Salvación definitiva y completa de todo hombre; es uno más del pueblo, el trabajador nato que entendió de carencias, supo de estréchese en su familia y las llevó con dignidad, sufrió emigración forzada, conoció el cansancio del cuerpo por su esfuerzo, sacó adelante su responsabilidad familiar; es decir, vivió como vive cualquier trabajador y probablemente tuvo dificultades laborales mayores que muchos de ellos; se le conoce en su tiempo como José «el artesano» y a Jesús se le da el nombre descriptivo de «el hijo del artesano». Y, por si fuera poco, los designios de Dios cubrían todo su compromiso.

Fiesta sugiere honra a Dios, descanso y regocijo. Pues, ánimo. Honremos a Dios santificando el trabajo diario con el que nos ganamos el pan, descansemos hoy de la labor y disfrutemos la alegría que conlleva compartir lo nuestro con los demás.










Oremos



Dios nuestro, creador del universo, que has establecido que el hombre coopere con su trabajo al perfeccionamiento de tu obra, haz que, guiados por el ejemplo de San José y ayudados por sus plegarias, realicemos las tareas que nos asignas y alcancemos la recompensa que nos prometes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

http://www.evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=saintfeast&localdate=20100501&id=12046&fd=0

domenica 25 aprile 2010

Evangelista San Marcos

domingo 25 Abril 2010
San Marcos

Evangelista San Marcos

El ilustre predicador Bossuet refiriéndose a lo bien que supo sintetizar la doctrina de Jesús predicada por San Pedro llamó a nuestro Santo «el más divino de los compendiadores». Lo que sabemos de Juan Marcos se resume a cuanto el libro de San Lucas nos dice de él y la rica tradición de los primeros historiadores que gozan de gran autoridad.- Su madre se llamaba María. La vez primera que hablan los Hechos de él es el Cáp. 12 (12-16) cuando relatan la salida milagrosa de San Pedro de la cárcel por obra del ángel que le abre las puertas y se dirige «a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde muchos hermanos se hallan congregados en oración». Es fácil que la Casa de María fuera una de tantas, que -a partir de la famosa predicación de San Pedro en que se convirtieron más de tres mil a la fe de Jesucristo-, habría en Jerusalén y donde se reunirían los cristianos para hacer la oración, celebrar la Eucaristía y distribuir los bienes a los necesitados... Por ello la casa de Juan Marcos era bien conocida por Pedro. Éste se lo llevará consigo cuando pase algún tiempo.

Quizá era un niño o jovencillo cuando Jesús fue condenado a muerte. Dice su Evangelio que cuando Jesús fue apresado en el Huerto de los Olivos le seguía un joven envuelto en una sábana para curiosear a ver en qué paraba todo aquello. Era verosímil que este joven fuera el mismo Juan Marcos. Es fácil que también Jesús tuviera estrecha amistad con los padres de Juan Marcos y que éste escuchara en muchas ocasiones los discursos de Jesús. Uno de los primeros bautizados por San Pedro fue Juan Marcos. El que era un niño el año 30, por el 44 ya era todo un hombre y decidió marcharse con su primo José Bernabé hacia la ciudad de Orontes.




Juan Marcos acompañó a Pablo y Bernabé en sus correrías apostólicas por Chipre y otras ciudades. Quizá añoraba su patria chica, es posible que fuera una realidad lo que San Pablo dirá que ha padecido «peligros de los ladrones», «peligros de los caminos», «peligros de la soledad»... Lo cierto es que abandonó a sus amigos y volvió a Jerusalén. Aquí pasó diez o doce años al lado de Pedro ayudándole en sus correrías y haciendo de «intérprete y consejero». El Señor Jesús no escribió ni mandó a los Apóstoles que escribieran. Parece ser que lo que interesaba era la predicación oral. Pero la memoria es flaca y alguien pensó en tener algunos apuntes de cuanto Pedro predicaba y le rogaron a Marcos que recogiera las predicaciones del Apóstol.

Así lo hizo. Pedro amaba con cariño a Marcos. Le llama «mi hijo Marcos» (1 Pe 5, 13). El evangelista Marcos escribe con fluidez, sencillez, en estilo directo y sólido a la vez. Es el más breve de los Evangelios (16 capítulos) y se propone probar la Divinidad de Jesucristo. Marcos se halla en Roma el año 67 cuando mueren los dos Apóstoles San Pedro y San Pablo. Juan Marcos ha jugado un papel muy importante en la evangelización como lo demuestran estas palabras de San Pablo que el 62 dice a Timoteo: «Trae contigo a Marcos, pues lo necesito para el ministerio evangélico». Después extendió el Evangelio por diversos países: Egipto, Aquilea, Cirene... Quizá expiró el año 68.

Oremos



Señor, tú que diste a San Marcos el carisma de anunciar el Evangelio, haz que sepamos aprovecharnos de sus escritos y por ellos aprendamos a seguir fielmente a Jesucristo. Que vive y reina contigo.


http://www.evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=saintfeast&localdate=20100425&id=12034&fd=0

mercoledì 5 agosto 2009

San Antonio de Padua


13 Junio



San Antonio de Padua




Presbítero y doctor de la Iglesia († 1231) Nació en Lisboa a finales del siglo XII. Primero formó parte de los canónigos regulares de san Agustín, y, poco después de su ordenación sacerdotal, ingresó en la Orden de los frailes Menores, con la intención de dedicarse a propagar la fe cristiana en África.



Sin embargo, fue en Francia y en Italia donde ejerció con gran provecho sus dotes de predicador, convirtiendo a muchos herejes.



Fue el primero que enseñó teología en su Orden. Escribió varios sermones llenos de doctrina y de unción. Murió en Padua el año 1231.






Oremos

Dios todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo un predicador insigne del Evangelio en San Antonio de Padua, y un intercesor eficaz que lo asistiera en sus dificultades, concédenos, por su intercesión, que seamos fieles a las enseñanzas del Evangelio y que contemos con tu ayuda en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

http://www.evangeliumtagfuertag.org/main.php?language=SP&module=saintfeast&localdate=20090613&id=12090&fd=0


©Evangelizo.org 2001-2009

¿ Dios existe?

¿ Dios existe?

Sí, Dios existe. ¿ Y como se hace para demostrar que Él existe? Haciendo observar sus obras que nos rodean porque es él que ha hecho los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que hay en ellos según está escrito: “Soberano Señor, tú eres el Dios que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay” (Hechos 4:24).

Todas estas obras testimonian por sí solas de no haber llegadas a existir de propia cuenta, más bien de tener un Creador. La manera en que están hechas, su perfección, su belleza, etc. , testifica que ellas han llegado a existir por la mano de Alguien, y este Alguien es Dios, el Padre, por el cual son todas las cosas, y nosotros por su gloria. Por eso el Apóstol Pablo dice a los Romanos: “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas …” (Romanos 1:19-20). Porque sus obras dan testimonio de su existencia, como también su poder, su perfección y su divinidad. Como cuando utilizamos una computadora, a ninguno de nosotros se nos ocurre la idea de decir: la computadora que utilizamos a llegado a existir por sí sola sin que nadie la haya idealizada y ensamblada, así es de la creación que nos rodea. Ella tiene a Alguien que la ha primero idealizada y luego creada, pero de la nada; a diferencia de todo lo que hace el hombre que lo realiza con materia ya existente. Las obras mismas que nos rodean saben de haber un Creador; Job nos dice: “Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán; o habla a la tierra, y ella te enseñará; los peces del mar te lo declararán también. ¿ Qué cosa de todas estas no entiende que la mano del Eterno la hizo?, En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano” (Job 12:7-10).

Parecerá increíble, mas si preguntamos a los animales o a la tierra como han llegado a existir ellos nos dirán que existen porque Dios los creó, sin embargo si hacemos la misma pregunta a algunos seres humanos ellos nos dirán que existen porque miles de millones de años atrás hubo una explosión en el universo de la cual se formó el sol, la luna, el mar etc. De donde con pasar el tiempo después de un proceso evolutivo a salido el hombre! En verdad estas personas creyéndose sabios se han vueltos necios, su inteligencia se ha oscurecida. No saben nada, no entienden nada. Quien no cree que Dios existe es un necio porque está escrito: “Dice el necio en su corazón: no hay Dios“ (Salmo 14:1) para agradar a Dios es necesario creer que él existe y que es el remunerador de aquellos que le buscan (Hebreos 11:6).

Hermanos en el Señor, continuemos entonces a creer que Él existe.

Y a ustedes que no creen en su existencia digo: arrepiéntanse de este vuestro pensamiento malvado y crean en Dios.






http://spagnolo.lanuovavia.org/spagnolo_faq_dio_01.htm


¿ Quién ha creado a Dios?

La respuesta es: nadie, porque Dios existe desde la eternidad, desde toda eternidad por lo cual nunca ha habido un inicio. Él mismo dice en su palabra: “Yo soy el primero y el postrero, y fuera de mí no hay Dios.” (Isaías 44:6). Y Moisés dice en una oración: “Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.” (Salmos 90:2)

Él es el Creador y nosotros seres humanos sus criaturas. Su existencia desde toda eternidad se tiene que aceptar por fe; y es una cosa cierta aunque no se comprenda. Nosotros estamos acostumbrados cuando hablamos al referirnos a personas y animales de usar las palabras nacer, morir, de un inicio y un final respecto a tantas cosas, mientras con respecto a Dios no se puede hablar de esta forma, Él vive en la eternidad, Él es el Dios de cada eternidad. Él era, es y será por siempre. Amen.

La Biblia dice que sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que exista, y que es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:6). Entonces hermanos continuemos a creer que Dios existe desde cada eternidad y que existirá por toda la eternidad, porque esto agrada a Dios.


http://spagnolo.lanuovavia.org/spagnolo_faq_dio_02.htm





¿ Se puede conocer a Dios?

La respuesta es sí, se puede conocer a Dios. Y la única manera de conocerle es por medio de Jesucristo, su Hijo amado, de hecho en el evangelio de Juan está escrito que el unigénito Hijo es el que lo ha hecho conocer (Juan 1:18). Solo por medio de Él se puede conocer a Dios, por medio de nadie más. Yo le he conocido por medio de su Hijo en el verano de 1983 mientras me encontraba en Inglaterra después de haber escuchado de Jesucristo bajo una carpa de evangelización me he arrepentido y he creído en Él obteniendo así la remisión de mis pecados y la vida eterna; fue entonces que conocí a Dios, su amor, su bondad. Esto es entonces lo que el hombre tiene que hacer para conocer a Dios, arrepentirse de sus pecados y creer en Jesucristo, que Él ha muerto en la cruz por nuestros pecados y ha resucitado el tercer día. Haciendo así llegará al conocimiento del solo y verdadero Dios y de su Hijo Jesucristo que ahora está sentado a su derecha en los cielos. Entonces a quien todavía no conoce a Dios, digo de parte de Dios: ‘humíllate delante de Dios, reconoces tus pecados delante de Él y sientas disgustos por ellos proponiéndote dejarlos para siempre, y cree en Jesucristo’. Te aseguro que en el mismo momento te sentirás una nueva criatura, una criatura que finalmente conocerá su Creador, su amor, y su bondad.


http://spagnolo.lanuovavia.org/spagnolo_faq_dio_04.htm



¿ Ha habido alguien que ha visto a Dios?



No, porque el apóstol Pablo dice que a Dios “ninguno de los hombres ha visto ni puede ver” (1Timoteo 6:16). También Juan lo confirma cuando dice: “A Dios nadie le vio jamás” (Juan 1:18) y también: “Nadie vio jamás a Dios” (1Juan 4:12). Si una persona viera a Dios moriría porque cuando Moisés pidió a Dios de mostrarle su gloria, Dios le contestó: “Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre del Eterno delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Y dijo aún el Eterno: He aquí un lugar junto a mi, y tu estarás sobre la peña; Y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no verás mi rostro” (Éxodo 33: 19-23).

Solo Jesús ha visto a Dios Padre, de hecho un día dijo a los Judíos: “No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre” (Juan 6:46). Y también de otras palabras de Jesús, se aprende que también los ángeles han visto y ven a Dios; estas son las palabras de Jesús: “Cuidado de menospreciar alguno de estos pequeños; porque yo les digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mateos 18:10).



http://spagnolo.lanuovavia.org/spagnolo_faq_dio_05.htm

sabato 30 maggio 2009

Pentecostés



Pentecostés



Hechos: 1 1-2, 47

Capítulo 1

1

EN el primer tratado, oh Teófilo, he hablado de todas las cosas que Jesús comenzó á hacer y á enseñar,
2

Hasta el día en que, habiendo dado mandamientos por el Espíritu Santo á los apóstoles que escogió, fué recibido arriba;
3

A los cuales, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoles por cuarenta días, y hablándoles del reino de Dios.
4

Y estando juntos, les mandó que no se fuesen de Jerusalem, sino que esperasen la promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí.
5

Porque Juan á la verdad bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de estos.
6

Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo?
7

Y les dijo: No toca á vosotros saber los tiempos ó las sazones que el Padre puso en su sola potestad;
8

Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me sereís testigos en Jerusalem, en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra.
9

Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fué alzado; y una nube le recibió y le quitó de sus ojos.
10

Y estando con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él iba, he aquí dos varones se pusieron junto á ellos en vestidos blancos;
11

Los cuales también les dijeron: Varones Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
12

Entonces se volvieron á Jerusalem del monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalem camino de un sábado.
13

Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, y Juan y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón Zelotes, y Judas hermano de Jacobo.
14

Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
15

Y en aquellos días, Pedro, levantándose en medio de los hermanos, dijo (y era la compañía junta como de ciento y veinte en número):
16

Varones hermanos, convino que se cumpliese la Escritura, la cual dijo antes el Espíritu Santo por la boca de David, de Judas, que fué guía de los que prendieron á Jesús;
17

El cuál era contado con nosotros, y tenía suerte en este ministerio.
18

Este, pues, adquirió un campo del salario de su iniquidad, y colgándose, reventó por medio, y todas sus entrañas se derramaron.
19

Y fué notorio á todos los moradores de Jerusalem; de tal manera que aquel campo es llamado en su propia lengua, Acéldama, que es, Campo de sangre.
20

Porque está escrito en el libro de los salmos: Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; y: Tome otro su obispado.
21

Conviene, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros,
22

Comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día que fué recibido arriba de entre nosotros, uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección.
23

Y señalaron á dos: á José, llamado Barsabas, que tenía por sobrenombre Justo, y á Matías.
24

Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál escoges de estos dos,
25

Para que tome el oficio de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse á su lugar.
26

Y les echaron suertes, y cayó la suerte sobre Matías; y fué contado con los once apóstoles.




Capítulo 2

1

Y COMO se cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos;
2

Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa donde estaban sentados;
3

Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos.
4

Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron á hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen.
5

Moraban entonces en Jerusalem Judíos, varones religiosos, de todas las naciones debajo del cielo.
6

Y hecho este estruendo, juntóse la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia lengua.
7

Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: He aquí ¿no son "Galileos todos estos que hablan?
8

¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en que somos nacidos?
9

Partos y Medos, y Elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea y en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
10

En Phrygia y Pamphylia, en Egipto y en las partes de Africa que está de la otra parte de Cirene, y Romanos extranjeros, tanto Judíos como convertidos,
11

Cretenses y Arabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
12

Y estaban todos atónitos y perplejos, diciendo los unos á los otros: ¿Qué quiere ser esto?
13

Mas otros burlándose, decían: Que están llenos de mosto.
14

Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz, y hablóles diciendo: Varones Judíos, y todos los que habitáis en Jerusalem, esto os sea notorio, y oid mis palabras.
15

Porque éstos no están borrachos, como vosotros pensáis, siendo la hora tercia del día;
16

Mas esto es lo que fué dicho por el profeta Joel:
17

Y será en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Y vuestros mancebos verán visiones, Y vuestros viejos soñarán sueños:
18

Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19

Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo:
20

El sol se volverá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto;
21

Y será que todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
22

Varones Israelitas, oid estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis;
23

A éste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios, prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, crucificándole;
24

Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser detenido de ella.
25

Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí: Porque está á mi diestra, no seré conmovido.
26

Por lo cual mi corazón se alegró, y gozóse mi lengua; Y aun mi carne descansará en esperanza;
27

Que no dejarás mi alma en el infierno, Ni darás á tu Santo que vea corrupción.
28

Hicísteme notorios los caminos de la vida; Me henchirás de gozo con tu presencia.
29

Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fué sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta del día de hoy.
30

Empero siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, cuanto á la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono;
31

Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fué dejada en el infierno, ni su carne vió corrupción.
32

A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
33

Así que, levantado por la diestra de Dios, y recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.
34

Porque David no subió á los cielos; empero él dice: Dijo el Señor á mi Señor: Siéntate á mi diestra,
35

Hasta que ponga á tus enemigos por estrado de tus pies.
36

Sepa pues ciertísimamente toda la casa de Israel, que á éste Jesús que vosotros crucificasteis, Dios ha hecho Señor y Cristo.
37

Entonces oído esto, fueron compungidos de corazón, y dijeron á Pedro y á los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
38

Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40

Y con otras muchas palabras testificaba y exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41

Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados: y fueron añadidas á ellos aquel día como tres mil personas.
42

Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones.
43

Y toda persona tenía temor: y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
44

Y todos los que creían estaban juntos; y tenían todas las cosas comunes;
45

Y vendían las posesiones, y las haciendas, y repartíanlas á todos, como cada uno había menester.
46

Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón,
47

Alabando á Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día á la iglesia los que habían de ser salvos.

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